Resumen de la Alberca
La Alberca es uno de los pueblos más conocidos de la provincia de Salamanca, situado a casi 80 km de la capital de provincia, este municipio se encuentra encajonado entre las montañas de la sierra de Francia-Quilamas. En tamaño el pueblo no es muy grande al igual que su población censada, que ronda los 1200 habitantes. La Alberca vive, por otro lado, de la ingente cantidad de turistas que se acercan a visitarlo ya que todo el mundo que se acerca a Salamanca durante unos días tiene que pasar a verlo.
Al igual que Guijuelo, es conocido en gran medida por la gran calidad de sus embutidos. Estos son de muchos tipos y todo lo relacionado con el cerdo es objeto de deseo. Para probar estos embutidos tenemos muchos bares alrededor del pueblo que nos pondrán muchísima cantidad y una gran calidad tanto de chorizo, farinato, queso, jamón ibérico, morcilla, chacinería…Pero otra de las opciones es entrar en alguna de las tiendas de embutidos y comprarlo para llevárnoslo a casa ya sea al natural o envasado al vacío para que nos dure más tiempo sin ponerse duro o secarse.
La Alberca fue zona de romanos y esto se puede apreciar en la casta de sus habitantes y los muchos restos religiosos que quedaron a lo largo de las distintas generaciones que en ella han vivido. Uno de los detalles que la gente suele pasar por alto es las pinturas que hay en la pared de muchos de los edificios, en ellos podemos ver retratos de vírgenes y cristos que han ido siendo inmortalizados por los oriundos del lugar. Algunos están mejor cuidados que otros pues los fenómenos meteorológicos los han ido devaluando con el paso de los años, pero esto no hace que sean peores pues tienen un valor incalculable.
La iglesia más grande es la Parroquial que como anécdota es de destacar que se acabó el mismo año que la Nueva de Salamanca, en 1733. Posee un precioso púlpito policromado con el Santísimo Cristo del Sudor, muy querido por los habitantes del pueblo. La Gran Torre fue construida unos años antes que la catedral fue costeada por los Duques de Alba (que tienen un montón de tierras alrededor de la provincia, sobre todo en la zona de Alba de Tormes). La anécdota de esta torre radica en su campana superior, la leyenda cuenta que no se tenía metal suficiente para construirla entera y que ante esta falta de materia prima los albercanos decidieron desprenderse de todo el material metálico que tuvieran tal como joyas para fundirlas y que el pueblo tuviera una Gran Torre con su correspondiente campana.
Otra de las visitas religiosas que es muy recomendable de realizar es la de la Ermita de Nuestra Señora de Majadas Viejas que se encuentra en la carretera hacia Mogarraz, un pequeño pueblo situado a escasos kilómetros encima de la montaña. Esta Ermita no tiene mucho que ver pues es muy pero que muy antigua y goza en su interior de una pequeña y simple virgen que muchos la tachan de sobria, pero que otros muchos la adoran como si fuera la mejor. Tenemos otras muchas Ermitas, Iglesias, Conventos…pero ya se alejan demasiado del pueblo en sí y por eso no los trataremos en este artículo. Si algún día vais os recomendamos que preguntéis a algunos oriundos de la zona y que os indiquen en qué dirección y hacia qué pueblo se encuentran.
En cuanto al medio ambiente y los paisajes la Alberca no deja de estar rodeada de todo tipo de montañas y sierras por lo que no es difícil encontrar unas bonitas vistas. Pero si realmente buscamos un paraje natural reconocido podemos acercarnos al de las Batuecas que es precioso y cuenta con un convento de los Padres Carmelitas que se ha convertido en un lugar de culto para todos los que se acercan a ver las vistas que allí hay.
Las fiestas más famosas son las del 15 de Agosto y cuenta con todo tipo de folclores y romerías así como una gran afluencia de gentío de otros pueblos y ciudades que se acercan a celebrarlas pues el pueblo se engalana para la ocasión. La verdad es que en esta fecha no se disfruta igual ya que se pierde el encanto de pasear entre las casas y calles viejas con ese olor a antiguo pero esa sensación de frescura y descanso. Una de las tradiciones más famosas es la del marrano de San Antón que se libera en Junio y se le bendice. Este circulará por las calles a su placer y será alimentado por los habitantes del pueblo. En enero se sorteará entre todos los el pueblo y el que se lo quede puede hacer con él lo que quiera. Como se suele decir, a todo cerdo le llega su San Martín.